Cuando hablamos de riesgos laborales es poco habitual que pensemos en los riesgos que determinadas actividades ejercen sobre la salud auditiva. Sin embargo, en muchos puestos de trabajo, la exposición a ruidos elevados o a la suma de decibelios que se produce en lugares con mucha actividad, hace que los trabajadores puedan desarrollar diferentes problemas auditivos. El tinnitus o la pérdida auditiva son los más habituales. Por eso hoy, a unos días de que se celebre el Día Mundial de la Seguridad y Salud en el Trabajo, queremos hablar de protección auditiva en el entorno laboral.

Protección Auditiva en el Entorno Laboral

El sentido de la audición es muy importante para el ser humano. Complementa la información que procede de la vista, permitiendo captar lo que sucede a su alrededor para interactuar de manera segura y placentera con el entorno. Por otra parte, el buen funcionamiento del oído asegura el equilibrio de la persona.

A pesar de lo importante que es la audición, el oído es un órgano muy sensible y puede dañarse fácilmente. Para evitarlo es preciso protegerlo evitando el exceso de ruido. Para que se produzca el proceso de la audición, las ondas acústicas que se producen en el exterior deben llegar al oído interno. Allí es donde se convierten en ondas eléctricas que son enviadas al cerebro para que sean interpretadas. Las células ciliadas, que se encuentran en el oído interno, son muy delicadas y un exceso de decibelios puede hacer que se destruyan. Además, estas células no se reproducen por lo que, una vez desaparecen, no se pueden reemplazar y la audición no se puede llevar a cabo.

El principal enemigo para los oídos en el puesto de trabajo es el ruido. Si pensamos en trabajos perjudiciales para la audición seguro que se nos vienen a la mente los trabajos de construcción, los que utilizan maquinaria ruidosa como los jardineros o los carpinteros, los que están expuestos a ruidos de sirenas de manera habitual (bomberos, conductores de ambulancias…) y todos aquellos relacionados con la industria de la música o los locales de ocio nocturno.

Sin embargo, hay muchos más trabajadores que permanecen expuestos al ruido de manera habitual. Los peluqueros pasan gran parte de su jornada expuestos al ruido de los secadores, los profesores de guardería a las voces y los gritos de los niños, los camareros a la presión de la máquina de café….

Y no sólo los ruidos elevados pueden dañar la audición. También la suma de distintas fuentes de sonido puede provocar, entre otros problemas, fatiga auditiva.

Protección y Prevención

Según la Organización Internacional del Trabajo (OIT), el ruido en el trabajo es un factor de riesgo laboral que puede provocar daños auditivos permanentes e incapacitantes. La pérdida auditiva, la aparición de acúfenos, la fatiga auditiva o el trauma acústico suelen ser las principales consecuencias de la exposición a un exceso de decibelios. Además, el ruido en el trabajo favorece el cansancio y genera estrés en los trabajadores. La mejor manera de evitarlo pasa por proteger los oídos.

En las industrias donde el ruido es muy elevado, es preciso utilizar cascos de protección. Los protectores auditivos deben reducir el nivel de ruido por debajo del que determina la normativa. En otros entornos laborales se pueden utilizar tapones contra el ruido a medida. Estos tienen la función de reducir la cantidad de decibelios que acceden al interior del oído. En las oficinas, por ejemplo, una buena opción para evitar el exceso de ruido puede pasar por situar las fuentes de ruido (impresoras o destructoras de papel) en una habitación separada y por mantener una zona de trabajo libre de teléfonos.

Evitar el ruido es fundamental para que el trabajador pueda disfrutar de una buena audición durante muchos años.