El oído humano es un órgano muy sensible que tiene la función de transportar al cerebro las señales externas sonoras para que éste las decodifique y se pueda llevar a cabo la audición.

El oído no descansa nunca. Incluso cuando dormimos, los oídos permanecen alerta y pueden captar y trasladar al cerebro las vibraciones que producen los sonidos.

El ritmo de vida actual provoca que nuestros oídos estén sobreestimulados ya que los impactos sonoros son constantes. Además, en muchos casos, el volumen de estos impactos excede el que sería recomendable para mantener nuestra salud auditiva.

Decibelios y Sufrimiento Auditivo

La Organización Mundial de la Salud (OMS), que está muy preocupada por cómo la contaminación acústica está afectando a la población del planeta, recomienda no exponerse a más de 80 decibelios para evitar el sufrimiento de los oídos.

Conforme se incrementan los decibelios, debe ir reduciéndose el tiempo de exposición a los mismos. El aumento en la cantidad de decibelios provoca que se incremente de manera exponencial el daño en los oídos.

Daños por Exceso de Decibelios

La principal consecuencia de la exposición a un exceso de decibelios durante un largo período de tiempo es la hipoacusia o pérdida auditiva. En los últimos años se ha detectado un incremento en el número de jóvenes que reporta problemas de audición. La pérdida auditiva precoz está relacionada con el mal uso que los jóvenes hacen de los auriculares.

También la aparición del tinnitus está relacionada con una exposición prolongada a un exceso de decibelios. De hecho, son muchos los músicos y cantantes que con los años desarrollan tinnitus (la sensación de escuchar golpes, sonidos o zumbidos sin que exista una fuente externa que los genere). Las últimas investigaciones revelan que las personas que padecen tinnitus también tienen algún tipo de pérdida auditiva.

Por otra parte, la exposición a un ruido muy fuerte e inesperado (arma de fuego, petardo…) puede provocar un trauma acústico que es la causa más habitual de la hipoacusia sensorial.  El síntoma más común entre las personas que sufren un trauma de este tipo es la aparición de acúfenos.

Un ruido muy fuerte también puede ser la causa de una pérdida de audición oculta. Esta se produce como consecuencia de un problema entre las conexiones de las fibras nerviosas auditivas y las células ciliadas. El daño provocado impide a la persona entender las conversaciones en ambientes ruidosos.

En definitiva, la exposición constante al ruido o una exposición puntual a un ruido muy fuerte e impulsivo, afectan directamente a la salud auditiva y provocan problemas de pérdida auditiva o la aparición de acúfenos. Por ello, la recomendacion de Audiocentro es que protejas tus oídos del ruido y del exceso de volumen para que mantengas a salvo tu salud auditiva.