La pérdida auditiva se puede producir a lo largo de la vida de una persona. Algunas enfermedades, el uso de medicamentos ototóxicos, traumatismos o infecciones pueden ser las causas del desarrollo de problemas auditivos. La pérdida auditiva también puede detectarse desde el nacimiento debido a antecedentes familiares o a infecciones de la madre durante el embarazo. La detección temprana es fundamental para abordar los problemas auditivos de los niños.

Problemas Auditivos

En el hospital, al poco de nacer, los bebés son sometidos a diferentes  pruebas médicas para comprobar su estado general de salud. Una de las pruebas más importantes que se realiza a los recién nacidos es la prueba de audición. A través de un cribado auditivo, los profesionales comprueban si la audición del bebé es correcta o está presente una hipoacusia o sordera congénita.

Detectar la pérdida auditiva en bebés es muy importante para poder tomar las medidas oportunas enfocadas a solucionar el problema de la mejor manera, lo antes posible. Los niños que no oyen, no pueden desarrollar el lenguaje ni el habla, lo que perjudica la adquisición de conocimientos y una relación normalizada con el entorno.

En ocasiones, la pérdida auditiva se puede desarrollar en el niño, a pesar de haber nacido con una audición correcta, por diferentes causas. Puede derivarse de una enfermedad, de un traumatismo o deberse a determinadas infecciones. Los padres deben estar atentos a los signos que les pueden alertar de que su bebé no escucha correctamente.

Otitis, Cerumen y los Signos de la Pérdida Auditiva

La otitis, o infección del oído, es una de las causas más habituales de la pérdida auditiva en niños. Podemos hablar de otitis media, que suele desarrollarse asociada a constipados, o de otitis externas, provocadas por la humedad que se genera en los oídos tras los baños en playas o piscinas.

Lo normal es que, una vez desaparezca la infección, la audición vuelva a la normalidad. No obstante, en ocasiones, el líquido acumulado en el oído no se drena por sí solo por lo que hay que realizar una intervención quirúrgica para colocar unos drenajes timpánicos que liberen el oído y permitan al niño contar con una correcta audición. Por su parte, las otitis externas, si son recurrentes, pueden terminar afectando a la audición. En ambos casos, es preciso un seguimiento profesional.

Otra causa de la pérdida auditiva es la acumulación de cerumen en el oído. Cuando esto sucede, hay que acudir al profesional para que retire el exceso de cera si lo considera conveniente. Nunca hay que introducir objetos en los conductos auditivos para tratar de extraer la cera. Esto es sumamente peligroso para la audición.

Eliminar los tapones de cera es sencillo y permite, de manera inmediata, que el niño vuelva a oír bien.

El papel de las familias para detectar un problema de audición en los niños, es fundamental. Deben estar pendientes de distintos signos o señales que les pueden alertar. Si un niño no se sobresalta con los ruidos fuertes o no atiende al decir su nombre, hay que sospechar que existe un problema de audición. Si tarda en hablar, no lo hace de forma clara o no entiende las cosas a la primera, es conveniente ponerse en manos de un profesional para que revise la audición del niño.

Ante cualquier sospecha de problemas auditivos, deberán acudir al pediatra que será quien les derive al especialista en otorrinolaringología.

Ante una pérdida de audición, hay que buscar una solución lo antes posible para evitar problemas en el desarrollo del habla del niño. Hoy en día, en función del tipo de pérdida auditiva, existen diferentes soluciones auditivas.

Una de ellas es el uso de audífonos. En Audiocentro somos especialistas en la adaptación de audífonos en todas las edades. Si necesitas información, acércate a cualquiera de nuestros centros de salud auditiva y te informaremos.