Para disponer de una buena audición es preciso proteger los oídos durante toda la vida. Si bien es cierto que la pérdida auditiva es más común en personas mayores debido al paso del tiempo, también lo es que otros factores pueden provocar pérdida de audición en personas de cualquier edad. El ruido, algunas enfermedades, medicamentos ototóxicos o incluso la herencia genética pueden provocar la aparición de problemas auditivos a lo largo de la vida. Detectar a tiempo cualquier complicación es la mejor manera de ponerle solución. El inicio de año puede es un buen momento para llevar a cabo todo aquello que vamos posponiendo. Por eso, es un buen momento para realizar una revisión auditiva anual.

Revisión Auditiva Anual

Las revisiones auditivas consisten básicamente en la realización de una audiometría. Se trata de una prueba que se realiza en una cabina insonorizada y que mide la capacidad auditiva de una persona. Es una prueba no invasiva que se realiza de manera rápida e indolora.

Existen diferentes tipos de audiometría. La audiometría tonal permite conocer el funcionamiento del sistema auditivo y detectar si existen problemas y dónde se originan. Los problemas de audición pueden producirse en el oído externo, en el oído medio o en el interno.

Los profesionales de la audición utilizan esta prueba para medir el umbral auditivo. Es decir, la intensidad sonora mínima que una persona necesita para oír en cada frecuencia. En función de los valores que se obtengan, se puede concluir si la persona tiene algún grado de pérdida auditiva.

La audiometría verbal sirve para valorar la capacidad de comprensión de las palabras. Un problema de audición habitual se produce cuando la persona oye pero no entiende. En las audiometrías verbales, la persona tiene que repetir, a diferentes frecuencias, determinadas palabras o frases.

Un tipo de audiometría verbal es la que se realiza con ruido de fondo. Son muchas las personas a las que resulta difícil entender correctamente una conversación en ambiente con ruido como restaurantes.

Las audiometrías miden tanto la intensidad del sonido como el tono. La primera se mide en decibelios y el segundo en ciclos por segundo o Hertz.

Grados de Pérdida Auditiva

Los resultados de las diferentes audiometrías se plasman en un audiograma que es un gráfico de los resultados. Las pruebas van generando una serie de valores que componen una curva en la que se expresan los umbrales de la audición. Estos valores se comparan con los que se consideran dentro de la norma y, en función de su desviación respecto a los mismos, se determina si existe una pérdida auditiva y en qué grado.

Si los umbrales se sitúan por encima de los 25 decibelios se determina que hay una pérdida auditiva. Esta puede ser leve, moderada, severa o profunda.

Conocer el grado de pérdida auditiva es fundamental para que el profesional pueda determinar la manera de hacerle frente y evitar el avance de la misma. Los audífonos pueden frenar la pérdida auditiva y posibilitar la mejor audición a la persona. Existen distintos tipos de audífonos para hacer frente a cada necesidad.

Los profesionales de Audiocentro, en función de los resultados de las audiometrías, pueden recomendar los que más se ajusten a las necesidades de audición.

Ahora que comenzamos año, acude a tu revisión anual de audición y disfruta de la mejor audición durante muchos años.