Estamos en la Semana Grande Fallera. Con este motivo, y hasta el próximo día 19, se van a llevar a cabo una serie de celebraciones en Valencia, en las que no podrá faltar el ruido de petardos y tracas.

Mascletàs, castillos de fuegos artificiales, la Nit del Foc o los fuegos aéreos son algunos de los reclamos sonoros de estas fiestas históricas.

La mascletà es una serie de petardos de diferente potencia que se lanzan de manera continua para producir ruido. El disparo suele comenzar a un volumen bajo pero, a medida que se desarrolla, el ruido va incrementándose hasta llegar a la parte final, conocida como terremoto, en la que el ruido es ensordecedor.

Las mascletàs suelen durar diez minutos, tiempo más que suficiente para desarrollar problemas auditivos si no protegemos convenientemente nuestros oídos.

Las células ciliadas ante el ruido

El ruido que provocan los petardos y las tracas afecta a los oídos. La exposición a este tipo de ruidos puede producir una pérdida repentina de la audición o un trauma acústico.

La duración del ruido que provocan los petardos es muy corta. Puede ser tan pequeña como una centésima de segundo.

El oído está provisto de un mecanismo protector que reduce la transmisión de los sonidos más intensos hacia las delicadas células del oído interno. Sin embargo, este mecanismo actúa después de unos diez centésimas de segundo, por lo cual es ineficaz frente al ruido de los petardos.

Por este motivo, el sonido de la detonación, que puede alcanzar los 160 decibelios, puede llegar casi inalterado al oído interno, sacudiendo violentamente las células ciliadas, que son las responsables directas de la percepción del sonido.

Las células ciliadas no se reproducen ni se recuperan. Si sufren algún daño, fundamentalmente como consecuencia de un ruido fuerte o violento, los daños auditivos (desarrollo de acúfenos o pérdida de audición) están asegurados.

Protección auditiva

Disfrutar del espectáculo de máscletàs es algo que muchas personas no están dispuestas a perderse. Sin embargo, resulta importante, después de conocer el riesgo que la exposición al ruido de los petardos tiene para los oídos, protegerse correctamente.

Es importante dejar una distancia de seguridad suficiente respecto a la zona donde se sitúan los petardos. Cubrirse los oídos con las manos puede amortiguar el ruido, disminuyendo los decibelios que llegan hasta el tímpano.

Para disfrutar sin problemas de las mascletàs durante estos días, una buena opción es utilizar tapones protectores a medida. Dejan entrar el sonido, pero lo mitigan, protegiendo los oídos de los ruidos externos.

¡No dejes que unos petardos te provoquen problemas auditivos durante el resto de tu vida! Acércate a cualquiera de nuestros centros de salud auditiva y protege tu audición y la de los tuyos.