Son muchas las personas que, en un momento determinado de su vida y sin previo aviso, pierden la audición en un oído. A esto se le denomina sordera súbita. Los expertos calculan que la sordera súbita afecta a una de cada 5.000 personas cada año, y por lo general, son adultos de 40 a 59 años. No obstante, también puede darse en jóvenes. Es posible que el número real de casos nuevos de sordera súbita sea mucho mayor cada año, ya que muchos casos no se diagnostican. Muchas personas se recuperan rápidamente y nunca buscan ayuda médica.

Las causas pueden ser varias por lo que lo más indicado cuando esto ocurre, es acudir al médico. Será éste quién valore si la hipoacusia es de transmisión, neurosensorial o mixta.

La pérdida de audición de transmisión puede deberse a obstrucciones del conducto externo del aparato auditivo como un tapón de cerumen, la introducción de cuerpos extraños o una  inflamación producida por otitis. También las descomprensiones rápidas, frecuentes al viajar en avión o practicar submarinismo, pueden provocar una pérdida de audición súbita.

Según indican las doctoras María Pilar Pérez y Marta Jordán Domingo, en el artículo publicado en la revista de atención primaria, 7 días médicos, dentro de las pérdidas de audición neurosensoriales, la causa más común es la de origen vascular; un vasoespasmo, una trombosis, una embolia y/o una hemorragia en los vasos del oído interno.

 

¿Cómo se diagnostica la sordera súbita?

Una otoscopia determinará si la causa está localizada en el oído externo y/o medio (cerumen que ocluye totalmente el conducto auditivo externo) y si hay un hemotímpano (sospechar traumatismo y fractura del temporal), un tímpano eritematoso (en una otitis media aguda [OMA]) o deprimido (otitis serosa) se debe realizar también una exploración vestibular.

Si el tímpano es normal, es imprescindible una acumetría (estudio de la función auditiva mediante el uso de diapasones). Es suficiente con un diapasón de frecuencias graves (250 Hz) y otro de agudas (1.000 Hz). Este examen ayuda a determinar si la pérdida de audición se debe a que el sonido no llega al oído interno (debido a una obstrucción, como cera o líquido en el oído) o si se debe a un déficit neurosensorial (porque el oído no procesa el sonido que llegó). La audiometría de tonos puros también puede mostrar cuánta audición se ha perdido.

Si mediante la otoscopia se detecta que la hipoacusia es debida a un tapón de cerumen o un cuerpo extraño, habrá que extraerlo, asegurándose de que la hipoacusia cede, ya que es posible la asociación de otra causa de este tipo de sordera.

Se pueden realizar otras pruebas para tratar de determinar la causa de la sordera súbita; análisis de sangre, tomografías (por lo general, imágenes por resonancia magnética) y pruebas de equilibrio.

 

Tratamiento

Se suele aconsejar el reposo en cama durante 4 ó 5 días.

Sin embargo, el tratamiento más común para la sordera súbita son los corticoesteroides. Los esteroides se utilizan para tratar muchos trastornos diferentes. Su función es reducir la inflamación y la hinchazón y ayudar al cuerpo a combatir enfermedades.

Si la sordera súbita es causada por una infección, el médico puede recetar antibióticos.

Otros tratamientos que pueden ser efectivos son: la utilización de oxígeno hiperbárico y carbógeno, vasodilatadores y el bloqueo de un ganglio relacionado con el oído interno, el ganglio estrellado.

Lo importante es acudir al médico lo más pronto posible para evitar que la pérdida de audición pueda volverse crónica. Es una verdadera urgencia otorrinolaringológica que debe tratarse sin la menor dilación (menos de 24 horas si es posible) para tener las mayores posibilidades de recuperación.