La sordera súbita es la pérdida rápida e inexplicable de la audición. Por lo general ocurre en un solo oído, ya sea de pronto o poco a poco durante varios días. La sordera súbita es una emergencia médica. Cualquier persona que tiene una pérdida súbita de la audición debe ir de inmediato al médico, ya que la posibilidad de recuperación es mayor si la pérdida de audición se trata a tiempo.

Nueve de cada 10 personas con sordera súbita pierden la audición en un solo oído. La pérdida de audición puede llegar acompañada de mareos y/o tinnitus (ruidos en el oído). Los expertos calculan que la sordera súbita afecta a una de cada 5.000 personas cada año, y por lo general, son adultos con una edad comprendida entre los 40 y los 59 años.

Aproximadamente la mitad de las personas con sordera súbita recupera su audición parcial o completamente de forma espontánea en el plazo de una o dos semanas.

 

Causas de la sordera súbita

Determinar la causa de la sordera súbita es complicado para el médico ya que menos de un 15% de las personas diagnosticadas con sordera súbita son capaces de identificar la causa. Se cree que pueden ser varias las causas que originen una modificación del riego sanguíneo en el oído interno. Precisamente aquí es donde se encuentran las células ciliadas, que son las responsables de la audición.

Todos los factores que favorecen un aumento de la densidad o una mayor disposición a la coagulación de la sangre pueden provocar una sordera súbita; altos índices de colesterol, arterioesclerosis o  hipertensión arterial pueden ser algunas de las causas que provoquen sordera súbita.

Junto a las alteraciones vasculares, una infección por virus puede ser una causa determinante de la aparición de la sordera súbita. Enfermedades autoinmunes o traumatismos se apuntan también como causas probables de este tipo de pérdida de audición.

 

Tratamiento

En una sordera súbita el tratamiento estará enfocado a que el riego sanguíneo del oído interno vuelva a ser el suficiente. Las células ciliadas del oído interno, que conducen los ruidos como señales nerviosas al centro auditivo del cerebro no reciben suficiente oxígeno en una sordera súbita.

Con ayuda del tratamiento, el riego sanguíneo debería volver a mejorar. Para ello, las oportunidades de recuperación son mayores cuanto antes se siga el tratamiento para la sordera súbita.

Existen diferentes métodos para su tratamiento. El otorrinolaringólogo decidirá cuál es el más apropiado en cada caso. El tratamiento puede estar enfocado hacia dos direcciones. Por un lado el tratamiento puede ir dirigido a mejorar la fluidez de la sangre.  Por otra parte, en una sordera súbita ayuda, a menudo, la administración de cortisona.

En una sordera súbita leve, sin un fuerte menoscabo de la capacidad auditiva, el médico puede también aconsejar que se espere. En algunos casos, aparece una mejora espontánea.