La hipoacusia es la incapacidad para escuchar sonidos. Puede ser total o parcial. Podemos hablar de hipoacusia conductiva y neurosensorial. La primera se debe a un problema que se produce en el oído externo o medio y que no permite dejar pasar el sonido hacia el interior. La segunda tiene su origen en el oído interno y se debe a problemas en el funcionamiento de las terminaciones nerviosas allí presentes que se ocupan de transmitir el sonido hacia el cerebro. Con hipoacusia nos solemos referir a la pérdida de audición moderada (hasta 70 decibelios). A partir de ese nivel, hablamos de sordera. Se acaba de celebra la Semana Internacional de las Personas Sordas. Con ese motivo, hoy hablamos de la audición y de pérdida auditiva.

Hipoacusia en la Semana Internacional de las Personas Sordas

En España hay 1.230.000 personas con algún tipo de discapacidad auditiva. Las causas pueden ser congénitas (cada año 5 de cada mil niños nacen con algún grado de sordera) o adquiridas. Entre estas últimas es importante destacar la exposición al ruido. Según los datos de la OMS, el 50% de los jóvenes con edades comprendidas entre los 12 y los 35 años corre riesgo de desarrollar pérdida auditiva como consecuencia de la exposición continua a un exceso de decibelios.

El paso del tiempo es otra de las principales causas de la pérdida auditiva. Las personas mayores, con los años, suelen perder audición. Es lo que se conoce como presbiacusia. Los traumatismos, enfermedades o los medicamentos ototóxicos también pueden provocar pérdida de audición.

Gracias a la audición, las personas podemos desarrollar el lenguaje. Por este motivo, es muy importante la detección precoz en el caso de los recién nacidos. Precisamente, sensibilizar sobre la importancia de la detección temprana de los trastornos auditivos en niños fue uno de los objetivos que, en 1958, llevaron a establecer el Día Internacional de las Personas Sordas y la posterior Semana Internacional que se celebra cada año en el mes de febrero.

Audífonos y Lengua de Signos

En los casos de la hipoacusia moderada, los audífonos pueden ser una solución. No sucede lo mismo en el caso de la sordera o hipoacusia profunda. En estos casos suele ser preciso recurrir a un implante coclear o uno osteointegrado.

Un audífono es un producto sanitario que amplifica y procesa los sonidos y está destinado a compensar deficiencias auditivas. Cada día son más las personas que optan por el uso de audífonos ante una pérdida auditiva. Poco a poco se van venciendo las reticencias que se tenían hacia estos aparatos. Es cierto que ha ayudado que hoy podamos hablar de unos aparatos muy pequeños, que pasan desapercibidos y que disponen de unas prestaciones muy superiores a las de hace unos años ofreciendo a la persona un sonido natural incluso en lugares con ruido o en conversaciones con varias personas.

Los audífonos hacen posible la comunicación de las personas, superando sus problemas de audición. Lo mismo sucede con el lenguaje de signos. Precisamente este año, la Semana Internacional de las Personas Sordas se ha celebrado bajo el lema “Un mundo donde las personas sordas podamos signar” con el que han reclamado una mayor presencia de la lengua de signos en todos los ámbitos, normalizando su uso como una lengua más.

Existen diferentes soluciones a la pérdida auditiva en función del grado de la misma, pero todas ellas buscan que la persona pueda relacionarse con sus semejantes y con el mundo que le rodea.