En otoño, y especialmente en invierno, se produce una bajada importante de las temperaturas en nuestro país. Este descenso térmico afecta a nuestro organismo ya que provoca que la temperatura del cuerpo baje. El organismo tiene mecanismos de defensa para evitar la pérdida del calor corporal, aunque estos pueden afectar a los oídos. Hoy, en nuestro blog de salud auditiva, vamos a conocer cómo el frío del invierno puede afectar a los oídos.

Frío del Invierno, Orejas y Oídos

Aunque la temperatura del cuerpo es diferente en función de la persona, la edad y el momento del día, lo normal es que oscile entre los 36,1º y los 37,2 grados centígrados.

Por debajo de los 36 grados, se habla de hipotermia. En esta situación, considerada una urgencia médica, el cuerpo es incapaz de generar el calor corporal necesario para asegurar un buen funcionamiento.

Para evitar llegar a esta situación, cuando el ambiente es frío, el corazón incrementa su ritmo para bombear más sangre y que esta riegue y caliente el cuerpo. Pero, para mantener caliente la parte central del cuerpo, la más importante para la vida ya que en su interior se encuentran los órganos vitales, las venas se contraen. De esta manera llega menos sangre a las extremidades y a las partes del cuerpo más externas, como las orejas.

El frío hace que se contraigan los pequeños vasos sanguíneos que riegan las orejas y el oído. Cuando esto sucede, las personas sienten dolor. Para mantener el calor en esta parte del cuerpo es conveniente utilizar gorros u orejeras. De esta manera se mantienen calientes las orejas mientras se protegen los oídos de la entrada de aire frío.

Resfriado y Otitis

Por otra parte, las bajas temperaturas afectan al sistema inmune, más débil en niños y personas mayores. Un sistema inmune débil no puede responder de manera eficaz ante el ataque de virus. Por este motivo, son habituales los resfriados en esta época del año.

Además, los virus respiratorios se multiplican con las temperaturas bajas y la velocidad de contagio se multiplica en invierno. Los resfriados afectan a las vías respiratorias y, especialmente en los niños, pueden provocar otitis.

Los constipados provocan una congestión de las vías altas y por tanto una inflamación. La trompa de Eustaquio, que en los niños aún no está del todo desarrollada, se ve afectada por inflamación y disminuye su diámetro por lo que la ventilación del oído medio también se ve afectada.

La mucosidad que accede al oído medio puede llegar a infectarse ocasionando dolor, supuraciones y pérdida de audición. Es lo que se conoce como otitis media.

Protegerse del frío y las bajas temperaturas puede ayudar a mantenerse a salvo de constipados y otras complicaciones respiratorias que pueden terminar afectando a la salud auditiva.