El confinamiento al que gran parte de la población mundial estamos sometidos para luchar contra la pandemia causada por el COVID-19, al margen de todo lo negativo que genera, también está provocando efectos positivos al nuestro alrededor.

La paralización de la actividad industrial ha provocado el cierre de un gran número de empresas. También se ha reducido de forma drástica el número de vehículos que circula por carretera así como el número de aviones que surcan los cielos.

Todo ello ha hecho posible que esté disminuyendo la contaminación atmosférica, tal y como están captando los satélites desde el espacio y que confirman las mediciones de las diferentes estaciones meteorológicas. Pero además, según señalan los expertos, también se está viendo reducido el ruido sísmico.

Qué es el Ruido Sísmico

El ruido sísmico es el conjunto de vibraciones que se produce en la corteza terrestre (la capa más externa de nuestro planeta) como consecuencia, en gran medida, de la actividad humana.

A pesar de que los seres humanos no podemos notarlo la mayoría de las veces, nuestra actividad produce ciertas vibraciones en el suelo. El tráfico, la industria, las actividades relacionadas con la construcción o el paso de los trenes inciden en el suelo y generan ruido.

Desde el comienzo de la cuarentena el ruido sísmico ambiental se ha visto reducido en gran medida. El geólogo Thomas Lecocq, del Observatorio Real de Bélgica, fue el primero en observar el fenómeno. En Bruselas el ruido sísmico ambiental se ha reducido entre un 30 y un 50%.

Beneficios de la disminución del Ruido

Las grandes ciudades son las que más están notando el descenso del ruido sísmico. En Barcelona, una de las ciudades más pobladas de España, “el nivel de vibración de fondo se ha reducido en un 50% o incluso más desde la aplicación de las medidas de confinamiento”. Así lo manifestaba esta semana Jordi Díaz Cusí, sismólogo e investigador del Instituto de Ciencias de la Tierra, Jaume Almera, en una entrevista publicada en el diario La Vanguardia.

El presidente del Colegio Oficial de Geólogos de España, Manuel Regueiro, ha explicado los beneficios que esta disminución conllevan. En este sentido la reducción del ruido sísmico supone una mejora en las mediciones de los sismógrafos y las estaciones sismológicas.

Con un menor ruido sísmico se puede mejorar la exactitud y sensibilidad de los registros de terremotos o erupciones volcánicas en todo el mundo así como medir con mayor precisión la posición e intensidad de las tormentas oceánicas, lo que sirve para mejorar las predicciones meteorológicas.