El sentido de la audición puede estar sometido a diferentes agresiones a lo largo de la vida de una persona. Una de las más importantes, y que se está incrementando en los últimos años, es el exceso de ruido. Son varios los artículos que hemos dedicado a esta cuestión en nuestro blog de salud auditiva. Sin embargo, el ruido no es el único riesgo. El consumo de alcohol puede estar detrás de la pérdida de capacidad auditiva. Varios estudios lo ponen en evidencia. Hoy hablamos de alcohol y salud auditiva.

Alcohol y Salud Auditiva

El estudio “El alcohol como factor de riesgo de la pérdida auditiva: Revisión sistemática y metaanálisis” elaborado en China, demuestra que existe una asociación entre el consumo de alcohol y el riesgo de pérdida auditiva.

No se trata del primer estudio que relaciona el alcohol con la pérdida de audición. De hecho, este estudio, publicado en la revista Plos One, hace referencia a 18 estudios publicados sobre este tema.

Algunos de los estudios, basándose en el análisis de distintos grupos de población, sostienen que las personas que beben alcohol con asiduidad, tienen más probabilidad de presentar problemas de audición que las que no beben. Eso sí, hasta el momento ninguno de los estudios es capaz de precisar la cantidad de alcohol necesaria para el desarrollo de esos problemas auditivos.

Daños en la Corteza Auditiva    

Oír es posible gracias a la labor que realizan las diferentes estructuras del oído. Una vez que las señales acústicas que recibe el oído son convertidas en señales eléctricas, éstas deben llegar al cerebro para ser interpretadas. El encargado de que trasladar la información es el nervio auditivo. Si el nervio auditivo está dañado, o si lo está la corteza auditiva, la audición será defectuosa o, en algunos casos, ni siquiera será posible.

La corteza auditiva es la región del cerebro responsable del procesamiento de la información auditiva. Los daños en la corteza auditiva provocan la pérdida de audición y es que esta área es fundamental para la audición y, en los seres humanos, para el lenguaje y la música.

El alcohol puede provocar daños en el cerebro y en los nervios que transmiten información al mismo. De esta forma, aunque el sonido llegaría al cerebro, éste podría no ser capaz de interpretarlo correctamente.

Por otra parte, también se cree que el alcohol podría afectar al correcto funcionamiento de las células ciliadas que se encuentran en el oído. Se trata de unas células muy delicadas que se encuentran en la cóclea y de las que depende en gran medida la audición.

Las sustancias tóxicas para el oído se denominan ototóxicas y muchas de ellas son sustancias químicas que se utilizan para elaborar antibióticos. El alcohol también podría ser una sustancia ototóxica y provocar pérdida de la capacidad auditiva temporal o, si la situación se agrava, permanente.