Salir a la carretera con un vehículo en buenas condiciones es fundamental para conducir con mayor seguridad. Por este motivo, en determinadas épocas del año, cuando vamos a utilizar el coche en desplazamientos largos o complicados (nieve, hielo…), solemos acudir al taller para revisar el motor, los neumáticos, el sistema eléctrico…Es decir, para hacerle al vehículo una puesta a punto.

El conductor, por su parte, también necesita tener los sentidos a punto para aportar seguridad a la conducción. El 90% de la información que recibe el conductor llega a través de la vista. No obstante, el sentido de la audición también juega un papel destacado ya que aporta información sobre el sonido de los vehículos que van en la carretera, los que se acercan por detrás, en los ángulos muertos del vehículo o del propio automóvil.

Las revisiones auditivas periódicas se tornan fundamentales para cualquier persona. Conforme vamos cumpliendo años, son más necesarias. La audición va perdiendo agudeza de manera progresiva. Es lo que conocemos como presbiacusia. Por otra parte, cada vez más jóvenes desarrollan problemas auditivos como consecuencia de una exposición a un exceso de decibelios. No sólo nos referimos a la pérdida de audición sino también al desarrollo de acúfenos.

Podemos conducir con pérdida auditiva siempre que cumplamos las normas de la Dirección General de Tráfico (DGT).

Normas de Tráfico y Audición

La DGT establece dos niveles de índice de pérdida auditiva combinada (IPC) para los dos grupos de permiso de conducción; los normales y los profesionales. Estos niveles están basados en las aptitudes psicofísicas para obtener o renovar el permiso de conducir.

Según la normativa de la DGT para conducir un vehículo no debe existir una pérdida de audición combinada entre los dos oídos, con o sin audífono, de más del 45% para el grupo 1 (AM, A1, A, B, B+E y LCC) y más del 35% para el grupo 2 (BTP, C1, C1+E, C+E, D1, D1+E, D, D+E).

Además, cuando hay un déficit sensorial, la DGT obliga a realizar un mecanismo compensatorio que busca potenciar la visibilidad del conductor. Para ello, se obliga a utilizar espejos laterales en ambos lados y un espejo panorámico interior.

Las personas mayores de 65 años que disponen de carnet de conducir deben renovarlo cada cinco años. Para poder renovarlo, deben pasar una serie de pruebas de visión, audición y coordinación. Para detectar el grado de discapacidad auditiva la DGT utiliza audiometrías.