Los meses de verano suelen ser, especialmente para los niños, meses de descanso. Es un tiempo en el que se relajan las costumbres y se cambian los hábitos. Sin embargo, algunas de las actividades que se realizan en verano pueden pasar factura a los oídos de los pequeños y afectar a su salud auditiva.

Una de las agresiones que sufren los oídos de los niños en verano, cuando disfrutan de más tiempo libre, tiene que ver con la exposición a demasiados decibelios. Los niños suelen pasar más tiempo ante el televisor, el ordenador, los videojuegos o escuchando música y en ocasiones expuestos a un volumen excesivo. Si esto es así, los oídos se resienten y la audición puede verse afectada.

Cuando llega septiembre y se retoman los hábitos escolares, es importante prestar atención y cuidado especial a los oídos. Una buena audición es fundamental en el aprendizaje pero además, para poder tener un buen rendimiento académico es imprescindible huir del ruido.

Ruido y Aprendizaje

Está comprobado que los niños que están expuestos a ambientes ruidosos presentan un menor desarrollo cognitivo y tienen más dificultad para aprender a leer. Además desarrollan una peor comprensión lectora.

En casa los niños pueden estar sometidos a ruidos procedentes del exterior y del interior de la propia vivienda. Entre los primeros, destaca el ruido del tráfico y determinadas actividades industriales. Entre los segundos, los más habituales son el volumen del televisor, el generado por los electrodomésticos o el derivado de la actividad familiar o de los vecinos.

La suma de todos estos decibelios puede afectar al escolar a la hora de estudiar o hacer los deberes. Un lugar bien iluminado, ventilado y tranquilo es clave para lograr un rendimiento óptimo.

Colegios con Ruido

Los colegios también pueden ser lugares demasiado ruidosos. Su ubicación junto a vías con mucha circulación genera ruido en las aulas que repercute, entre otras cosas, en la falta de concentración de los alumnos. Los niños que asisten a colegios en los que hay mucho ruido, presentan mayor agresividad, fatiga, agitación, y peleas frecuentes.

Ahora que empieza el colegio puede ser un buen momento para reducir el volumen al que están expuestos los niños (y también el resto de la familia). En muchas ocasiones no nos damos cuenta del ruido que nos rodea. Sin embargo, no solo el oído puede verse perjudicado por un exceso de decibelios. Nuestra salud física y mental también.