Según la RAE (Real Academia Española), el oído es el “sentido corporal que permite recibir los sonidos”. Por su parte, hear-it, una de las páginas web más prestigiosas dedicada a la audición y la pérdida auditiva, explica que el oído es un órgano del cuerpo humano muy sensible y avanzado cuya función consiste en transmitir los sonidos al cerebro.

Sabemos que los animales también pueden oír. De hecho, muchos de ellos tienen el sentido del oído más desarrollado que el de los humanos, pudiendo oír frecuencias más bajas y ruidos más lejanos.

Pero, ¿qué pasa con las plantas? Las plantas no tienen orejas ni oídos. Sin embargo hay personas que hablan con las plantas e incluso les cantan porque, aseguran, éstas tienen capacidad de escuchar y agradecen estos estímulos. Según estas personas, las plantas “estimuladas” son más sanas, tienen un mejor aspecto y ofrecen flores más bonitas.

Un sentido del oído complejo

Un estudio llevado a cabo por la Universidad de Australia Occidental y que ha sido publicada recientemente por la revista Oecología, ha revelado que las plantas no sólo oyen sino que tienen un sentido del oído más complejo y desarrollado de lo que se pensaba. Lo utilizan para sobrevivir ya que, través de este sentido, las plantas pueden mover sus raíces para encontrar agua.

La investigadora Mónica Gagliano, del Centro de Biología Evolutiva de la UWA, ha detallado cómo llegaron a la conclusión de que las plantas podían “oír”.

Utilizando una planta común de guisantes como modelo para el estudio, colocaron la planta en un recipiente que tenía dos tubos en la base. De esta manera se le ofrecían a la planta dos posibilidades para el crecimiento de sus raíces.

Expusieron a la planta a una serie de sonidos para ver cómo reaccionaba ante los mismos; ruido blanco, agua corriente y una grabación de agua corriente.

Las plantas oyen el sonido del agua

El equipo de investigación de la Universidad se mostró sorprendido al ver cómo las raíces de la planta se movían y orientaban hacia la fuente de sonido del agua corriente, rechazando otros sonidos entre los que se encontraba el de la grabación del agua corriente.

Todo ello nos lleva a la conclusión de que las plantas oyen y, en base al sonido que captan, toman decisiones. Es decir, la interacción de las plantas con lo que ocurre a su alrededor es más directa de la que creemos en un principio.

Las investigaciones se centrarán en este descubrimiento para analizar cómo las plantas reaccionan cuando son expuestas a otra serie de ruidos generados por la actividad humana.