A un día de que lleguen los Reyes Magos cargados de juguetes, es un buen momento para alertar sobre el peligro que algunos de estos juguetes pueden suponer para la audición de los niños. Y es que, hoy en día, un buen número de juguetes incorporan sonidos. Éstos, junto con las luces, y el movimiento, contribuyen a hacer el juguete más atractivo para los pequeños. El volumen de estos sonidos no debe sobrepasar los 80 decibelios. Por encima de ese volumen, los oídos se pueden ver afectados. Una exposición prolongada a un sonido mayor puede provocar una pérdida de audición que se hace evidente a lo largo de los años. El ruido de los juguetes puede provocar pérdida auditiva.

El Ruido de los Juguetes

Son muchas las causas por las que las personas podemos perder audición. Una de las principales causas es la exposición al ruido. Personas de cualquier edad, también los niños, pueden poner en riesgo su salud auditiva si no protegen su audición frente al ruido.

Existen diferentes tipos de ruido. El llamado impulsivo afecta de manera inmediata a la audición provocando pérdida auditiva súbita. Un claro ejemplo de ruido impulsivo es el que producen los petardos o las armas de fuego. Se trata de un ruido muy elevado que se produce en décimas de segundo.

Si bien se trata de un ruido muy peligroso, no es el único que puede afectar a la salud auditiva. Los ruidos fuertes o estridentes también afectan a la audición. Incluso si los ruidos son menos fuertes, pero se repiten en el tiempo, pueden favorecer la pérdida auditiva. Por eso, el ruido que producen algunos juguetes puede provocar pérdida auditiva.

Para mantener la salud auditiva de los niños, es necesario que el ruido que emiten los juguetes no supere los 80 decibelios. Por encima de este límite los oídos comienzan a sufrir. Además, los niños suelen jugar situando los juguetes cerca de su cabeza por lo que la exposición es más directa. Por otra parte, al jugar durante horas, el efecto del ruido se acumula.

El efecto de este ruido sobre los niños no se aprecia de un día para otro. De hecho, pueden pasar años hasta que el niño muestre problemas de audición.

Evitar la Pérdida Auditiva por Ruido

Una vez que se pierde la audición, ésta ya no se recupera. Por eso, los esfuerzos deben ir encaminados a la prevención.

Los padres deben estar atentos al volumen del sonido que emite el juguete. En la caja o en las instrucciones suele aparecer este dato. Si no es así, se pueden medir los decibelios con cualquier aplicación de medición de decibelios.

Comprobar que el juguete cuenta con volumen manual, puede ser una buena medida. No obstante, se puede reducir el volumen aplicando una cinta aislante sobre el altavoz.

También es conveniente que el niño no pase mucho tiempo seguido jugando con el juguete si este tiene el sonido en marcha. Y es recomendable que no se acostumbre a poner el juguete junto a su oído.

Todas estas medidas pueden contribuir a que el niño mantenga una buena audición durante mucho tiempo. No obstante, si  aparecen señales que hagan sospechar a los padres de algún problema de audición, es importante acudir a revisar sus oídos. Detectar a tiempo cualquier problema auditivo es la mejor manera de poner remedio y lograr la mejor solución.