Relación entre la Pérdida Auditiva y la Demencia
La publicación médica JAMA Network Open que edita mensualmente la Asociación Médica Americana, se ha hecho eco de un estudio llevado a cabo en Taiwán, que confirma la relación que existe entre la pérdida auditiva y el desarrollo de la demencia.
El estudio, que se llevó a cabo analizando la información de más de 16.000 participantes taiwaneses, concluye que las personas que pierden audición entre los 45 y los 64 años son los más propensos a desarrollar demencia. Por encima incluso de las personas con mayor edad.
Otros Estudios
Este estudio confirma lo que ya habían puesto de manifiesto estudios anteriores. En 2016 se publicó un estudio británico que demostraba la existencia de una relación entre la pérdida de audición, la capacidad cognitiva y la demencia. Dicho estudio, del que hablamos en este mismo blog, confirmaba que tratar la pérdida de audición con audífonos podía paliar el deterioro cognitivo.
A principios de 2018 un estudio francés destacó que las personas con pérdida auditiva y que no utilizaban audífonos, tenían un riesgo significativamente mayor de desarrollar demencia que las personas que tenían una audición normal o que, teniendo pérdida auditiva, utilizaban audífonos para paliarla.
Ese mismo año otro estudio australiano halló una asociación significativa entre la pérdida auditiva y la incidencia de demencia entre los hombres mayores. Estos datos se obtuvieron del análisis de una población de cerca de 38.000 personas a los que se realizó un seguimiento durante 25 años.
Demencia y Audífonos
La demencia es el deterioro grave de la capacidad mental que afecta al desarrollo de la vida diaria de la persona que la padece. Uno de los principales síntomas de la demencia es la pérdida de la comunicación y el lenguaje.
La pérdida de audición puede afectar a la comunicación si no se trata a tiempo y no se adoptan las medidas necesarias para frenar la pérdida auditiva. La utilización de audífonos contribuye de manera decisiva a que la persona pueda seguir captando los sonidos de su alrededor y comunicándose con los demás.
Algunas personas, cuando pierden audición tienden a aislarse de los demás para evitar situaciones desagradables o embarazosas ante la falta de comprensión de las conversaciones. Este aislamiento voluntario provoca situaciones de estrés, depresión y debilita las habilidades sociales y de comunicación.
Mejorar la capacidad auditiva mediante el uso de audífonos o implantes cocleares reduce el impacto negativo a nivel mental de la pérdida de audición y facilita la participación en actividades que estimulan las habilidades cognitivas como las actividades sociales, lo que a su vez, ralentiza el deterioro cognitivo.