Algunas pérdidas auditivas pueden deberse al reconocimiento tardío de un tumor benigno que se desarrolla en la membrana mucosa del oído interno. Hablamos de un colesteatoma.

El colesteatoma es una alteración destructiva de una parte de la citada membrana mucosa que produce células epiteliales muertas que se infectan. El tumor suele crecer con el paso del tiempo y, aunque es benigno, es recomendable eliminarlo para evitar problemas que se deriven del mismo como la pérdida auditiva.

Algunos colesteatomas son congénitos y se encuentran ya en el recién nacido. Hay otro tipo de colesteatomas, los adquiridos, que se pueden originar debido a una perforación del tímpano. Suelen aparecer en cualquier lugar del hueso temporal aunque lo más común es que se encuentren junto a la apertura de la trompa de Eustaquio.

Si no se tratan, pueden llegar a destruir los pequeños huesos del oído medio produciendo una sordera permanente. Las complicaciones más frecuentes en el oído medio, además de la pérdida auditiva, son parálisis facial, vértigos y mastoiditis. En los casos más graves, este tipo de colesteatomas pueden afectar al cerebro produciendo una infección de consecuencias fatales. Aunque no es el caso de los países desarrollados, en otros países el coleastoma puede significar la muerte del niño.

Detección y tratamiento

La pérdida de audición y la supuración del oído son los síntomas más frecuentes del colesteatoma. A través de un examen del oído, el otorrinolaringólogo puede detectar el origen de la supuración. Una otoscopia puede mostrar los quistes blancos esféricos y, en su caso, la supuración del oído. Una audiometría revelará si existe pérdida auditiva.

La limpieza del oído así como la administración de antibióticos son los primeros pasos en el tratamiento del tumor. No obstante, para eliminarlo completamente y evitar que crezca, se hace imprescindible la cirugía. Cuanto antes se detecte el tumor y antes se elimine, menor será el riesgo de sufrir lesiones auditivas.

Tras la extirpación del tumor, es aconsejable realizar revisiones periódicas ya que, en un porcentaje mínimo de los casos, el tumor se reproduce.

Afortunadamente, si los huesos han sido dañados, durante la operación pueden ser sustituidos por implantes artificiales llamados implantes osteointegrados.