Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) más del 5% de la población mundial (360 millones de personas) padece pérdida de audición discapacitante (328 millones de adultos y 32 millones de niños). Por pérdida de audición discapacitante se entiende una pérdida de audición superior a 40dB en el oído con mejor audición en los adultos, y superior a 30dB en el oído con mejor audición en los niños. La mayoría de esas personas vive en países de ingresos bajos y medios.

Aproximadamente una tercera parte de las personas mayores de 65 años padece pérdida de audición discapacitante. La máxima prevalencia en ese grupo de edad se registra en Asia meridional, Asia-Pacífico y el África subsahariana.

Las causas de la pérdida de audición son múltiples, aunque podemos clasificarlas en dos:

Causas congénitas

Causas adquiridas

Las causas congénitas determinan la pérdida de audición en el momento del nacimiento o poco después. Pueden obedecer a factores hereditarios y no hereditarios, o a complicaciones durante el embarazo y el parto.

Por su parte, las causas adquiridas pueden provocar la pérdida de audición a cualquier edad y pueden deberse a enfermedades infecciosas, infecciones del oído, traumatismos craneoencefálicos, exposición permanente a un ruido excesivo o al envejecimiento, entre otros.

 

 

Prevención

Como hemos visto, las causas de la pérdida de audición dependen de múltiples factores. Por este motivo la prevención en algunos casos se vuelve muy complicada o infructuosa. Sin embargo, en otros casos, la OMS cree que  podemos llevar a cabo algunas estrategias de prevención sencillas. De hecho, la prevención primaria puede evitar la mitad de los casos de pérdida de audición.

Las medidas serían las siguientes:

  • vacunar a los niños contra las enfermedades de la infancia, en particular el sarampión, la meningitis, la rubéola y la parotiditis.
  • administrar la vacuna contra la rubéola a las adolescentes y las mujeres en edad fecunda, antes de que queden embarazadas
  • efectuar pruebas para detectar y tratar la sífilis y otras infecciones en las embarazadas
  • mejorar la atención prenatal y perinatal, en particular mediante la promoción de los partos sin riesgos
  • evitar el uso de medicamentos ototóxicos, a menos que sea prescrito y supervisado por un médico
  • remitir al servicio pertinente a los bebés que presentan riesgos altos (por ejemplo, los que tienen antecedentes familiares de sordera, los que han nacido con bajo peso o han sufrido asfixia del parto, ictericia o meningitis) a fin de someterlos a una evaluación y diagnóstico tempranos y dispensarles el tratamiento adecuado, según proceda
  • reducir la exposición a ruidos fuertes (tanto en el trabajo como en actividades recreativas) mediante la sensibilización de la población, la utilización de dispositivos de protección personal y el desarrollo y la aplicación de legislación apropiada.

 

La pérdida de audición debida a la otitis media se puede prevenir por medio de buenas prácticas de cuidado de los oídos y la audición. Es posible tratarla adecuadamente mediante la detección temprana, seguida del tratamiento médico o quirúrgico apropiado.

La prevención en el caso de pérdida auditiva es fundamental, por eso se recomiendan revisiones periódicas del oído. Mediante la realización de unos sencillos y rápidos tests de audición, se puede actuar de manera rápida, si se detectan problemas auditivos.

 

¿Te has realizado alguna vez una revisión del oído? ¿Cómo fue la experiencia? Estaremos encantados de que la compartas con nosotros. Te estamos esperando.