Las clases de este curso escolar están tocando a su fin y este final marca el inicio de otra actividad bien distinta: la de las piscinas.

Los niños están deseando cambiar las mochilas y los libros por los bañadores y jugar con sus amigos en las piscinas. Que sean particulares, comunitarias o municipales es lo de menos. Lo que importa es poder refrescarse cuando los termómetros suben.

Realmente son los niños los que más disfrutan de estos lugares. Pueden pasar horas metidos en el agua, jugando a zambullirse, hacer carreras, salpicarse o bucear…

Una de sus actividades favoritas consiste en bucear hasta el fondo de la piscina para recoger objetos que han tirado previamente. Algo que es muy divertido y objeto de competiciones y juegos, pero que puede llegar a ser muy doloroso…

Otra vez la otitis

Los padres vemos el inicio de la temporada de piscinas con otros ojos distintos a los de los niños. Estamos pendientes de que hagan la digestión antes de bañarse, de que se den protección solar antes de meterse en el agua para que no se quemen, de que se pongan las gafas de bucear para evitar que el cloro de las piscinas afecte a sus ojos…

Pero hay otro peligro que acecha a los usuarios de las piscinas. Se trata de la infección de oídos; la temible otitis. Es tan común en esta época del año que recibe el nombre de otitis estival u “oído de nadador”.

La calidad del agua, el tiempo de exposición a la misma así como la existencia previa de lesiones, como una perforación de tímpano, son las causas principales de esta afección.

Al nadar y, sobre todo al bucear, el agua entra en los conductos auditivos. La entrada de agua en el conducto auditivo, el calor y la humedad predisponen la maceración de la piel del conducto auditivo externo y la consiguiente colonización por gérmenes patógenos. Estos gérmenes son los que producen la infección.

Tapones a medida

Si quieres proteger a tus hijos y evitar que sufran la dolorosa otitis, es recomendable utilizar tapones para el baño a medida. Son cómodos, se adaptan fácilmente a cada individuo y evitan que el agua penetre en el oído, permitiendo, no obstante, la audición del niño.

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