El oído es uno de los cinco sentidos del cuerpo humano; vista, tacto, gusto, olfato y oído. Todos ellos nos acercan el mundo que nos rodea. El oído, además, hace posible que interactuemos con él.

Oír la voz es la manera que tienen los bebés de identificar a la madre y oyendo somos capaces de aprender a hablar. De hecho, los problemas de audición en los niños dificultan el aprendizaje del lenguaje. Por este motivo, es imprescindible detectar de manera precoz la discapacidad auditiva en los pequeños para ponerle remedio antes de que afecte al desarrollo del habla.

Gracias al oído nos relacionamos con el entorno. Aprendemos, nos comunicamos y compartimos momentos con los amigos, la familia…Las personas mayores que, como consecuencia del paso del tiempo, pierden audición, suelen tener problemas para comunicarse con los demás. Dejar de oír las conversaciones puede resultar muy frustrante. Hay personas que, para evitarlo, se aíslan de los demás sin saber que esa decisión puede llevarles a desarrollar un sentimiento de soledad y tristeza que puede desembocar en una depresión.

La memoria del oído

En ocasiones, un olor o un sabor nos trasladan a un pasado remoto y olvidado. El olor de las palomitas nos puede hacer recordar las tardes de domingo en el cine mientras que el sabor de un plato, puede tener el poder de que viajemos en el tiempo hasta la cocina de la abuela.

Igual que sucede con el gusto o el olfato, el oído también puede actuar de resorte para que sintamos en el cuerpo lo mismo que sentimos al escuchar unos sonidos en el pasado; las campanas del pueblo, el crepitar de la leña en la hoguera o las olas del mar sentado en la playa.

Los sonidos que nos resultan agradables generan un bienestar emocional. Internet está lleno de sonidos relajantes. Muchos de estos sonidos se enmarcan en lo que se denomina ruido blanco. Se trata de un ruido que contiene todas las frecuencias a la misma potencia. Un sonido uniforme, constante y que resulta placentero. El sonido de las olas o la lluvia chocando en el tejado son ejemplos de ruido blanco.

La música por su parte, es fundamental en las terapias de relajación y ayuda a muchas personas a estudiar o trabajar, creando un entorno agradable y una burbuja de tranquilidad.

El oído es la puerta

Las personas que viven rodeadas de ruido y altos decibelios en su entorno laboral o social, terminan desarrollando problemas de audición. El oído es un órgano sensible ya que las células ciliadas que hacen posible la audición se pierden como consecuencia de la exposición a un ruido intenso o continuo. Y estas células no se regeneran.

El oído es la puerta del sonido. Es una puerta que nunca se cierra por lo que puede pasar tanto el ruido perjudicial como el sonido relajante y beneficioso. De cada uno de nosotros depende el tipo de sonido al que queramos exponernos.

Mantener los oídos en perfecto estado, cuidándolos y revisándolos, es la mejor manera de disfrutar del mundo y las personas que nos rodean durante mucho tiempo.