Coincidiendo con la llegada del verano, en muchos lugares de la geografía española se celebra la Noche de San Juan. Se trata de una celebración en la que, utilizando el fuego y el agua como elementos simbólicos, se da la bienvenida a los días más largos y calurosos del año.

El agua es un elemento de salud y fertilidad y el fuego representa la purificación y el triunfo de la luz sobre la oscuridad.

Las fiestas se suelen organizar en las playas o lugares cercanos al mar. Muchas personas, grandes y mayores, se acercan a disfrutar de las hogueras que, especialmente en la Comunidad Valenciana, suelen estar acompañadas el ruido de los petardos.

Petardos y Ruido Impulsivo

Hay muchos tipos de petardos y la intensidad del ruido que producen depende de la cantidad de pólvora que contienen. No obstante todos ellos tienen algo en común y es que emiten un ruido que se denomina impulsivo.

El ruido impulsivo es un ruido muy rápido e intenso. Tan rápido que los oídos no tienen tiempo de protegerse y pueden sufrir lesiones inmediatas y, en muchos casos, irreversibles.

El trauma acústico es una lesión que se produce en el oído interno, generalmente como consecuencia de una sobreexposición a ruidos fuertes o a un ruido intenso como el que puede provocar un petardo o el disparo de un arma de fuego.

El trauma acústico puede manifestarse como una pérdida repentina de audición. Ésta puede ser temporal o permanente y la intensidad de la pérdida depende del daño causado. A veces, la pérdida auditiva es leve y solo afecta a algunas frecuencias pero se puede ir agravando con el paso del tiempo.

La explosión de un petardo cerca del oído también puede provocar mareos o vértigos. Cuando esto sucede, es imprescindible requerir la ayuda de un profesional.

En ocasiones, la exposición a un ruido impulsivo puede provocar el desarrollo de acúfenos que pueden desaparecer después de unas horas o convertirse en crónicos.

Prevención Auditiva

La mejor manera de evitar un trauma acústico por el ruido de petardos, es mantenerse alejado de los lugares en los que se manejan estos artefactos.  Esto es especialmente importante si vamos acompañados de niños cuyos oídos son más sensibles.

Cubrirse las orejas con las manos puede evitar que las ondas sonoras lleguen al tímpano con toda su potencia. Y siempre que sea posible se pueden utilizar tapones antirruido para mitigar los decibelios provocados por la explosión.

¡Protege tus oídos y disfruta de la noche más mágica del año!