Los ojos también oyen
En la comunicación interpersonal no sólo intervienen las palabras. Están los gestos, la mímica facial, el lenguaje corporal, y por supuesto, el movimiento natural de los labios al hablar.
Por eso las personas con problemas auditivos pueden reforzar sus recursos de comunicación mediante la observación. Aprender a leer los labios requiere paciencia y atención, y según los expertos, grupos y entornos de apoyo durante el aprendizaje.
Se trata de un proceso que nunca termina, pero no hay que desesperar ya que, a medida que se obtienen resultados, la confianza y la autoestima mejoran, y con ellas la capacidad para comunicarse con los demás.
Para empezar
Ya dispuestos a aprender, lo ideal es pedirle a la persona que vaya a actuar como interlocutor que mire directamente a la cara y mantenga una posición adecuada que permita observar sus gestos. No se trata de que gesticule en exceso. Naturalidad y ritmo serán suficientes.
Es importante mantenerse relajado y sin tensiones. Al fin y al cabo se trata de entender y de ir captando, poco a poco, las claves para hacerlo. No es difícil. Como todo en esta vida tan sólo es cuestión de práctica. Además, hay algo que juega en favor de las personas que pierden la capacidad auditiva y es que conocen cómo suenan las palabras y cómo se articulan. Esa información será muy valiosa para comenzar a leer los labios.
A la hora de conversar, la observación es esencial, especialmente los movimientos de la boca, lengua y mandíbula. Es normal que al principio cueste entender el cien por cien de lo que se dice, pero pedirle a la persona con la que se está hablando que repita la frase o que utilice otra palabra para explicarlo, puede facilitar la comprensión. Las expresiones faciales son fundamentales ya que aportan los matices imprescindibles para seguir la conversación y comprender cuál es el estado de ánimo de la persona.
La gesticulación se convertirá en una excelente guía que aportará información determinante de manera sencilla. Como dicen los lingüistas, el contexto lo es todo, así que saber de qué tema vamos a hablar será fundamental para tener las claves necesarias a las que sumar después el significado de las palabras.
En definitiva, estamos convencidos de que leer los labios no es sencillo, pero la constancia y la paciencia serán fundamentales para terminar haciéndolo. La comprensión acabará fluyendo casi de forma natural.
Eso sí, el esfuerzo que supone, sobre todo al principio, tratar de aunar y transformar la información que nos llega a través de los ojos, en lo que antes llegaba a través de los oídos, hará que nos sintamos cansados. Es conveniente, en estos casos, descansar y tomar fuerzas.
Unos minutos de descanso serán suficientes para afrontar de nuevo el reto de la conversación.
Además, recuerda que si la pérdida de audición no es total, los audífonos pueden ayudarte a captar los sonidos que el oído, por sí mismo, ha dejado de captar.
Si notas que estás perdiendo audición o que, en el transcurso de una conversación, pierdes información, acude al especialista. En cualquiera de nuestros centros de salud auditiva podremos ayudarte.