Cada vez son más las personas que, ante una pérdida de audición, recurren al uso de audífonos. Estos aparatos electrónicos, cada día más discretos y con mejores prestaciones, consiguen mantener a la persona con pérdida de audición, en contacto con el mundo que le rodea. Por eso decimos que los audífonos son capaces de ofrecer al usuario una mayor calidad de vida.

Según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), en España hay más de un millón de personas que padecen una discapacidad auditiva, lo que se traduce en que un 8% de la población. Aunque un porcentaje de personas con pérdida auditiva lo es por causas congénitas, también son muchas las personas que pierden audición a lo largo de su vida. En especial, en la etapa adulta, como consecuencia de la edad. Lo que se conoce como presbiacusia.

La pérdida de audición derivada de la edad no se produce de un día para otro. La pérdida de audición es gradual. Se van dejando de oír sonidos poco a poco hasta que, si no se frena a tiempo,  la persona tiene problemas para seguir conversaciones, ver la televisión o enfrentarse a situaciones habituales en el día a día.

Memoria Auditiva Cerebral

Como consecuencia de un mal funcionamiento de los canales auditivos, se manifiesta una pérdida de audición que afecta a la capacidad del cerebro de recordar sonidos cotidianos. Hablamos de la Memoria Auditiva Cerebral.

La memoria auditiva, también conocida como memoria ecoica, es uno de los registros de la memoria sensorial. La memoria auditiva es un componente de nuestra memoria sensorial que se encarga de retener a corto plazo toda la información auditiva que recibimos del entorno. Diversos estudios apuntan a que este sistema puede almacenar mayores cantidades de información y durante más tiempo (media de 3-4 segundos) que la memoria visual.

La memoria auditiva consiste en un almacén de información que registra información auditiva.

Estos estímulos sonoros pasan de forma automática al procesador auditivo central, que se ocupa de transformar las señales eléctricas del sonido en conceptos mentales, formando un tipo de imagen sonora, que podemos retener en nuestro cerebro durante un periodo breve de tiempo.

Recordar un número de teléfono que o el nombre de una persona que acabamos de conocer, o reconocer determinados sonidos, son algunos ejemplos de cómo funciona nuestra memoria auditiva.

Audífonos y estimulación cerebral 

Si el oído deja de funcionar correctamente, el cerebro deja de recibir los estímulos eléctricos necesarios para poder interpretarlos y hacer posible la audición.

Si esta situación persiste durante mucho tiempo, el cerebro se “olvida” de cómo debe funcionar. Si sucede esto, es decir, si se adaptan los audífonos cuando se llevan varios años con pérdida de audición, aunque comiencen a llegar de nuevo estímulos auditivos al cerebro, éste no sabrá qué hacer con ellos. La persona deberá enseñar a su cerebro a escuchar.

Para que esto no ocurra, es importante mantener una vigilancia continua para detectar los primeros síntomas de la pérdida de audición. En este sentido, las revisiones periódicas pueden ayudarnos a darnos cuenta. Frenar cuanto antes la pérdida de audición mediante el uso de audífonos, nos ayudará a mantener nuestra audición sin complicaciones.

Acude a cualquiera de nuestros centros de salud auditiva y revisa tus oídos.