A partir de una cierta edad todos perdemos audición. Es una realidad y no podemos hacer nada para evitarlo. La pérdida de audición se produce como consecuencia del paso del tiempo.

Afortunadamente, lo que sí podemos hacer es conservar y potenciar el resto auditivo para poder seguir en contacto con el mundo que nos rodea. Hoy en día existen pequeños aparatos que nos ayudan a recibir el sonido para que nuestro cerebro puede seguir interpretándolo. Estos aparatos amplifican y procesan los sonidos para compensar la pérdida auditiva. Gracias a ellos se puede seguir realizando el proceso de la audición. Nos referimos a los audífonos.

Los audífonos están calificados como productos sanitarios y como tal, deben ajustarse a unas normativas de calidad. Sólo pueden venderse en centros autorizados por las autoridades sanitarias y únicamente pueden prescribirlos los profesionales de la audición. Los audífonos deben ser adaptados a cada usuario ya que no todas las personas tienen la misma pérdida auditiva ni escuchan los sonidos de la misma manera.

Estos aparatos electrónicos son muy sofisticados y cada vez tienen mayores prestaciones para mejorar la calidad de vida de las personas que los utilizan.

Un riesgo para la Salud

En el mercado hay otros aparatos que se promocionan como soluciones para la pérdida auditiva a bajo precio. Se trata de los amplificadores de sonido. Esos pueden encontrarse en grandes superficies y no requieren de un profesional que los prescriba ni los adapte. No son productos sanitarios.

Como su nombre indica, los amplificadores amplifican los sonidos. Su uso debe ser puntual para llevar a cabo actividades que precisen la captación de ciertos sonidos a un mayor volumen. En algunas actividades cinegéticas puede ser una buena opción utilizar amplificadores de sonido para escuchar a los animales.

Sin embargo, someter a los oídos a sonidos amplificados de manera prolongada, más que solucionar un problema de audición, puede provocar una mayor pérdida auditiva.

El CERMI, Comité Español de Representantes de Personas con Discapacidad, acaba de aprobar un documento ante la proliferación de productos tales como los amplificadores de sonido en grandes superficies, vendiéndose y publicitándose como remedios para solucionar problemas de salud como la pérdida auditiva. El problema es que, en muchas ocasiones, estos productos suponen un riesgo para la salud física ya que agravan los problemas que ya existían.

El documento plantea incrementar la información que se ofrece sobre estos productos, tanto a la población en general, como a la población con discapacidad, en particular. También demanda la aprobación de un marco normativo que regule este tipo de actividades y permita sancionar su uso fraudulento.

Los amplificadores de sonido no son audífonos y no deberían ser usados como tales por el bien de la salud auditiva de los usuarios.