La pérdida auditiva es la reducción de la capacidad de oír sonidos que tenemos los seres humanos.

Si bien existen diversas causas de la pérdida auditiva, los dos factores principales son el envejecimiento (presbiacusia) y la exposición al ruido. Otros factores son ciertos medicamentos, la herencia, los resfriados y otras enfermedades (especialmente las que se acompañan de fiebre alta).

Existen distintos grados y tipos de pérdida auditiva que, en la mayoría de los casos, pueden tratarse. La pérdida de audición está directamente relacionada con nuestra capacidad para comunicarnos como individuos. Por eso, cuando una persona no oye bien lo que su interlocutor le dice, ésta decide no mantener conversaciones y comienza a aislarse de su entorno.

Cuando la audición se encuentra por debajo de 25dB, se considera una audición normal. Entre 25 y 40 dB se dice que tiene una pérdida auditiva «ligera», entre 40 y 70 se considera una pérdida auditiva «moderada» y de 70 a 90 decibelios la pérdida auditiva es «severa». La pérdida auditiva es profunda si es superior a los 90 decibelios.

El habla normal de la conversación es de alrededor de 50 a 60 decibelios.

 

Categorías de pérdida de audición

Por lo general existen tres categorías de pérdida de audición:

Neurosensorial:

Este es el tipo más común de pérdida auditiva en adultos. Entre las causas se encuentran el envejecimiento, las enfermedades con fiebre alta, los medicamentos, la exposición al ruido y la herencia. La «sordera del nervio» es un término que se ha utilizado para referirse a la pérdida auditiva neurosensorial.

Conductiva:

Este tipo de pérdida se produce cuando el habla y otros sonidos no pueden pasar a través del oído externo y medio al nervio auditivo. Entre las causas de la pérdida conductiva se encuentran las infecciones del oído medio, el exceso de cera en los conductos auditivos y diversas enfermedades. Las pérdidas auditivas conductivas se pueden corregir a menudo sin audífonos.

Mixta:

Puede darse el caso de que las personas tengan una pérdida que sea neurosensorial y conductiva a la vez.

Junto a estas tres grandes categorías, también se puede hablar de pérdida auditiva retrococlear. Un problema que tenga como consecuencia la ausencia o el deterioro del nervio auditivo puede ocasionar una pérdida auditiva retrococlear. La pérdida auditiva retrococlear suele ser profunda  y  permanente. Los audífonos y los implantes cocleares no son efectivos, ya que el nervio no puede transmitir la información sonora necesaria al cerebro.

En  muchos casos, un Implante de Tronco Cerebral puede ser una opción terapéutica.