La pérdida de audición puede deberse a diferentes causas aunque las más frecuentes son el envejecimiento del oído y la sobreexposición al ruido. En ambos casos, la pérdida auditiva es gradual. No se manifiesta de un día para otro por lo que, habitualmente, cuando las personas se dan cuenta de que tienen un problema, éste ya es más que evidente.

Cómo aparece la Pérdida Auditiva

Sólo en algunos casos la pérdida auditiva se manifiesta sin un desarrollo previo. Puede deberse a un fuerte golpe en la cabeza o como consecuencia de una lesión cerebral.

También la sordera súbita supone la pérdida de audición de manera repentina. Normalmente afecta a un solo oído y, aunque en ocasiones desaparece de la misma manera que apareció, en otras puede conllevar una pérdida auditiva definitiva. La sordera súbita está considerada una emergencia sanitaria por lo que es imprescindible acudir al médico lo antes posible.

Por otra parte, el tinnitus, los ruidos que escuchan algunas personas sin que exista una causa externa que los provoque, puede aparecer tras someter a los oídos a un exceso de decibelios (una noche de concierto). El tinnitus puede ir acompañado por una pérdida auditiva. Aunque no se conoce cuál es el mecanismo que provoca el tinnitus, la exposición a demasiado volumen es una de las causas más probables.

Al margen de estos casos, lo habitual en la pérdida auditiva es que se desarrolle y manifieste de manera gradual.

Signos de la Pérdida de Audición

Uno de los primeros síntomas de la pérdida auditiva es la percepción amortiguada de los sonidos. Es la sensación de tener un tapón de cerumen en los oídos que impide escuchar de manera “nítida”.

Por otra parte, la pérdida de audición afecta a la capacidad de escuchar tonos de altas frecuencias por lo que resulta difícil identificar sonidos agudos como las voces de mujeres. También empiezan a dejar de oírse algunas consonantes como la s, t, k, p, b y la f. Esto complica la comprensión de muchas palabras y por tanto dificulta el seguimiento de una conversación. La dificultad es mayor en lugares en los que hay ruido de fondo.

Darse cuenta de que hemos dejado de escuchar determinados sonidos como el sonido de los pájaros o el ruido que hacen las agujas del reloj es una señal de que estamos perdiendo audición.

Subir el volumen de la televisión o de la radio, cuando otras personas no manifiestan esa necesidad e incluso indican que el volumen es excesivo, también nos puede dar una pista.

Ante esta situación hay personas que tienden a aislarse para evitar mostrar su incapacidad para oír y para seguir relacionándose de manera habitual con amigos y familiares.

Por supuesto esa no es la mejor solución. Ante el primer indicio de pérdida auditiva hay que acudir al especialista para que, a través de unas sencillas pruebas, determine si existe pérdida auditiva y en qué grado. Sólo de esta manera se puede poner solución para evitar que la pérdida se agrave con el paso del tiempo.