El próximo 15 de junio se celebra el Día del Viento con el objetivo de poner de manifiesto los beneficios que la energía eólica pueden reportar a nuestro planeta. Aprovechando este día, hoy queremos hablar de un aspecto menos positivo del viento. Nos referimos a cómo puede afectar a la audición de las personas. Hoy, hablamos del viento y la salud auditiva.

Viento y Salud Auditiva

El viento es el aire en movimiento. A medida que el aire se desplaza, y choca contra los objetos que se va encontrando a su paso, el ruido se incrementa. Todos hemos oído el sonido del viento al “colarse” por una ventana mal cerrada. Una especie de aullido o pitido elevado que es desagradable y puede provocar dolor en los oídos.

Este sonido puede ser mucho mayor si la superficie contra la que impacta el viento se mueve a su vez a gran velocidad. Un claro ejemplo son las motocicletas de gran cilindrada cuando se desplazan por carretera.

Los motociclistas aseguran que, al circular por carretera, sienten un sonido intenso que atraviesa el casco y llega a sus oídos. El oído humano no puede por sí mismo regular la cantidad de decibelios que llegan a su interior. El problema es que, por encima de 85 decibelios el oído comienza a sufrir. Si permanece expuesto a este volumen durante un tiempo, el oído puede desarrollar problemas serios como la aparición de acúfenos o la pérdida auditiva. Conforme aumentan los decibelios, el daño se produce en un menor tiempo de exposición.

En función de la duración del viaje, el motorista puede llegar a su destino sintiendo pitidos en los oídos. Se trata de acúfenos. Estos pueden ser temporales y desaparecer después de un tiempo de descanso. Sin embargo, en ocasiones, si la exposición es habitual, o el volumen de decibelios es muy elevado, los acúfenos pueden permanecer en el tiempo.

Pero el ruido del viento no sólo puede afectar a los motoristas. Los ciclistas que ruedan a gran velocidad también pueden sufrir los rigores del viento en sus oídos. Según un estudio del Hospital Henry Ford en Detroit, al pedalear a 24 kilómetros por hora, el viento puede alcanzar un sonido de 85 decibelios y llegar a los 120 decibelios en velocidades de 97 kilómetros por hora. Todo un riesgo para la salud auditiva.

Evitar el Daño Auditivo

El daño auditivo puede eliminarse reduciendo el volumen de decibelios que acceden al interior del oído. Esto es posible utilizando tapones para los oídos. Algunos tapones no aíslan al usuario completamente del exterior pero sí logran minimizar la cantidad de decibelios.

Para los motoristas, los ciclistas y el resto de conductores, oír lo que sucede en la carretera es muy importante para evitar accidentes. Por eso, está prohibido conducir con cascos o dispositivos que impidan escuchar lo que sucede en el exterior.

Los tapones para los oídos, no obstante, permiten seguir escuchando los sonidos de la carretera (frenazos, pitidos, sirenas…) y poder reaccionar a los mismos.

Si quieres proteger tu salud auditiva evitando el exceso de decibelios que produce el viento mientras circulas por la carretera, acércate a cualquiera de nuestros centros de salud auditiva. Nuestros profesionales te atenderán y recomendarán la mejor solución para que mantengas tu audición en perfecto estado.