Hace años, no tantos, fumar era algo habitual entre gran parte de la población. Estaba socialmente admitido. Incluso las mujeres se sumaron a esta actividad, inicialmente masculina, convirtiéndolo en muchas ocasiones como un símbolo de igualdad y libertad.

Sin embargo, los informes que en los últimos años han ido elaborándose y publicándose, confirman que las sustancias que contienen los cigarrillos, son perjudiciales para nuestra salud. Para la de los fumadores y para la de las personas que, sin serlo, respiran el humo del tabaco.

Muchas son las enfermedades que se pueden derivar del consumo habitual del tabaco, pero sin duda, la peor es el cáncer.

Los oídos no se libran

Hace unos meses se ha publicado un estudio en la revista médica JAMA (The Journal of the American Medical Association), que viene a confirmar una sospecha de los investigadores.

Según el estudio, las personas que fuman tienen un 70% más probabilidades de padecer sordera que los no fumadores. La investigación, que se llevó a cabo gracias a la colaboración de voluntarios, corroboró que la pérdida de audición no sólo afectaba a la población de más edad. El 25% de los fumadores del grupo comprendido entre los 48 y los 59 años sufrían pérdida de audición por este motivo.

La pérdida de audición, según apuntan los investigadores, tiene que ver con que el humo del tabaco afecta a los mecanismos antioxidantes y a la vascularización interna del oído.

De hecho, una de las recomendaciones que los especialistas hacen a las personas que sufren tinnitus (una dolencia que se caracteriza por sufrir ruidos o zumbidos en los oídos sin que exista una fuente externa que provoque dichos sonidos) es evitar el tabaco. Los efectos de la nicotina sobre el sistema vascular se asocian con los tinnitus.

También es importante señalar que, según el mismo estudio al que hemos hecho referencia, la pérdida de audición no sólo afecta a los fumadores. También afecta a las personas que se respiran habitualmente el humo.