Según el estudio realizado por Prevención Fremap mediante el análisis de los 812.000 reconocimientos médicos realizados en 2014 a trabajadores de todos los sectores económicos, el 32,5% de los trabajadores españoles padece pérdidas auditivas.

De los chequeos llevados a cabo por la Mutua de Accidentes de Trabajo y Enfermedades Profesionales, el 85 por ciento fueron de tipo periódico, un 11 por ciento por inicio del empleo, un 1,1 por ciento por embarazo, un 0,6 por ciento por retorno al trabajo tras una baja y un 0,1 por ciento por un cambio de puesto que exigía una revisión de las aptitudes físicas.

En estos reconocimientos se incluyen, junto a otras, pruebas de audiometría.

De las 702.990 audiometrías realizadas durante el pasado año, el 32,58 por ciento dieron un resultado anormal en la exploración, lo que significa que esas personas han tenido una pérdida auditiva. El director del área de Medicina de Trabajo de la Sociedad de Prevención de Fremap,  José Manuel Gómez López, explicaba a Europa Press que «el resultado obtenido confirma que muchos trabajadores presentan deficiencias de audición en alguno o en ambos oídos causadas, probablemente en este último caso, por estar sometidos a un ruido excesivo en su puesto de trabajo».

Los trabajos que se llevan a cabo en el entorno de la industria y la construcción son los que más afectan a la salud auditiva de los trabajadores. No obstante, como ya vimos en otro artículo de este mismo blog (Vuelta al trabajo… ¿llevas tapones para los oídos?), también hay otros empleos que obligan a las personas que los realizan a exponerse a altos niveles de ruido que pueden llegar a generar problemas de audición.

 

El ruido también es un riesgo laboral

Entre los riesgos laborales a que están expuestos los trabajadores/as, el ruido es uno de los más frecuentes, y sin embargo es de los menos temidos.

El oído humano detecta sonidos con una intensidad que se mide entre 0 y 140 dB. Según estos márgenes, la frecuencia conversacional  se emite a una intensidad entre los 30 y los 70 dB. Entre los 80 y los 110 dB se encuentra el límite para que el oído sufra y se deriven problemas auditivos, especialmente si el ruido que se produce es continuado.

Entre 110 y 140dB se estima que la comunicación es imposible y a partir de ese umbral el oído sufre dolor.

Afortunadamente, revisiones periódicas como las que se realizan los trabajadores cuyos resultados han sido analizados para la elaboración del estudio Fremap, ponen de manifiesto la existencia de problemas de audición.

No obstante, sigue habiendo muchos trabajadores, especialmente los que no tienen contratos indefinidos, que no llevan a cabo estas pruebas. En este caso, les animamos a que sean ellos los que acudan a revisar sus oídos.

En cualquiera de nuestros centros de salud auditiva llevamos a cabo todas las pruebas necesarias para conocer el estado de los oídos. No hay que olvidar que la detección precoz es fundamental para evitar cualquier problema auditivo y, por supuesto, la llamada sordera profesional.