¡Cuidado con el Estallido de los Globos!
Hace un tiempo, en este mismo blog hablamos de la ligirofobia. Se trata de un tipo de fobia o temor hacia los ruidos fuertes, agudos y normalmente repentinos. Los ruidos de explosiones tales como petardos o el estallido de globos pueden provocar un miedo irracional por parte de quien sufre este tipo de fobia.
De hecho, sólo pensar en la posibilidad de que se produzcan estos estallidos, producen reacciones físicas en el individuo tales como taquicardias, temblores, sudores o incluso mareos.
Como decimos, la ligirofobia es un miedo irracional pero ¿y si el estallido de los globos perjudicara nuestra salud auditiva? ¿Dejaría de ser un miedo irracional?
Temores Fundados
Un estudio de la Universidad de Alberta, en Canadá, ha demostrado que explotar globos puede dejar de convertirse en una práctica inofensiva.
Los expertos en audición, Bill Hodgetts y Dylan Scott midieron el volumen del ruido generado por la explosión de los globos para saber exactamente a cuántos decibelios se exponen los oídos cuando esto sucede.
Realizaron las mediciones explotando los globos de tres maneras; pinchándolos con un alfiler, hinchándolos demasiado y aplastándolos. Las pruebas dieron como resultado que el impacto de la explosión del globo generado al aplastarlo, era comparable al de una escopeta disparada junto al oído.
La explosión fue de 168 decibelios.
El peligro de los Ruidos Impulsivos
La exposición al ruido de corta duración y gran intensidad (explosiones, disparos de armas de fuego) puede producir como manifestación aguda una pérdida repentina de la audición o un trauma acústico.
Según Federico Miyara, Ingeniero Electrónico por la Universidad Nacional de Rosario, “el ruido asociado a cualquier explosión se caracteriza por ser de tipo impulsivo. Esto significa que su duración es extremadamente corta.
El oído está provisto en forma natural de un mecanismo protector que reduce la transmisión de los sonidos más intensos hacia las delicadas células del oído interno, pero actúa después de unos diez centésimas de segundo, por lo cual es ineficaz frente al ruido repentino que produce un globo al explotar».
En definitiva, el sonido de la explosión del globo, que puede sobrepasar los 160 decibelios, puede llegar casi inalterado al oído interno, sacudiendo violentamente las delicadas células ciliadas (las responsables directas e insustituibles de la percepción del sonido).
Aunque explotar globos no es una actividad habitual, los adultos debemos estar pendientes de evitar la exposición de los niños a este tipo de prácticas, en la medida de lo posible.
En cualquier caso, si después de estar expuesto a cualquier ruido fuerte y/o repentino, el niño manifiesta dolor de oídos o deja de oír correctamente, es imprescindible acudir al médico para que valore la situación y, en su caso, le derive al especialista.