Hace unas semanas hablamos en este mismo blog de una iniciativa llevada a cabo por Oir es Clave, basada en fomentar el desarrollo de establecimientos de hostelería  acústicamente confortables.

La iniciativa, llamada Comer sin Ruido, trabaja en una doble línea; por una parte, se ocupa de sensibilizar a los hosteleros sobre la importancia de que sus locales se conviertan en lugares  en los que no exista ruido o éste sea mínimo; lugares agradables en los que comer. Por otra, ofrece un servicio online a los clientes para que puedan localizar los restaurantes libres de ruido, y reservar mesa.

Lograr que un restaurante sea un local agradable, acústicamente hablando, no es difícil. Pero sí hay que fijarse en una serie de detalles muy importantes.

Al hablar de los ruidos de un local, tenemos que referirnos tanto a los ruidos que proceden del exterior del establecimiento como a los que proceden del interior.

La ubicación de local es una causa determinante del ruido. Estar situado en una calle ruidosa con gran tránsito de vehículos y peatones o la proximidad a un hospital, estación de bomberos o aeropuerto pueden ser algunas de las causas del ruido.

En ocasiones, el problema de contaminación acústica se evita con soluciones tan sencillas como dejar un espacio de separación entre la salida al exterior y la sala o el comedor, colocar doble puerta o poner cortinas en los ventanales o escaparates.

Ruidos procedentes del interior del local

En cuanto a los ruidos procedentes del interior del local, en la página web de Comer sin Ruido, se ofrecen una serie de recomendaciones para lograr un óptimo confort acústico, dependiendo de la procedencia y origen de dichos ruidos.

Ruidos de impacto al colocar la vajilla y los utensilios de cocina, choques de puertas, arrastre de sillas y mesas.  También a la hora de servir.

La solución pasa por lograr una actuación responsable por parte del personal que debe respetar el bienestar de los clientes. También es conveniente poner protectores en las patas de sillas y mesas y colocar materiales que absorban el impacto en las superficies de trincheros, cajones, estanterías u otros objetos.

Ruidos de aparatos de radio, música, televisión y de máquinas diversas que en muchas ocasiones funcionan simultáneamente y que generan un volumen de ruido tal que dificulta la conversación y hace que los clientes suban el volumen de voz.

Como solución se propone evitar  el uso simultáneo de aparatos generadores de sonido. Es aconsejable moler el café cuando no hay clientes o no sintonizar el hilo musical si la televisión está encendida.

En cuanto a la televisión, si bien es algo demandado por algunos clientes, se puede suprimir el volumen y usar el subtitulado. Es importante prestar atención al volumen de la música.

Ruido de las conversaciones

Las personas en entornos ruidosos tienden alzar la voz, lo que invita a otros a hablar más alto. En este sentido, si hay una buena separación entre las mesas y si el local no es ruidoso, se crean las condiciones para que los clientes hablen bajo y no oigan las conversaciones de los demás.  También desde la dirección del negocio se puede promover y recomendar el no elevar la voz a los clientes ruidosos.

Ruido de las cocinas y cuartos de baño (cisternas) que puede oírse en los espacios destinados a la atención de clientes.

Lo recomendable es adoptar medidas que impidan o amortigüen el ruido, acondicionando el espacio mediante puertas aislantes o paneles y materiales absorbentes como por ejemplo madera y telas. La ubicación de estos espacios en el local juega un papel importante en el control acústico.

 

En general, el acondicionamiento acústico de los espacios pasa por la utilización de materiales específicos, como paneles absorbentes en techo, materiales porosos y tejidos en la decoración que reducen la reverberación y contribuyen a crear espacios acústicamente confortables.