Sonido inarticulado, por lo general desagradable. Esa es, según la Real Academia Española, la definición de ruido. El exceso de fuentes sonoras a unos niveles de ruido elevados provoca lo que se denomina, contaminación acústica. La contaminación acústica está considerada como uno de los grandes problemas medioambientales de nuestros días. El ruido, especialmente en las grandes ciudades, está presente durante el día y, en muchas ocasiones, durante la noche. Millones de personas viven sometidas a altos niveles de decibelios que afectan a su salud. También los pequeños están expuestos al ruido. Por eso, hoy queremos conocer cómo afecta el ruido a los niños.

El Ruido y los Niños

Del mismo modo que el exceso de decibelios puede provocar problemas de audición en los adultos, también puede afectar a la salud auditiva de los niños. La Organización Mundial de la Salud recomienda no exponerse a sonidos por encima de los 65 decibelios durante el día y 55 decibelios durante la noche para proteger la audición. En este sentido, como los oídos de los niños son más sensibles, es recomendable que su exposición a decibelios sea menor de ese límite.

Lamentablemente, en las ciudades, la suma del ruido del tráfico, de las máquinas que trabajan en calles y edificios o el que procede de bares o lugares de ocio, suele superar el límite de decibelios.

Por otra parte, cada vez son más los niños que utilizan auriculares para escuchar música, ver películas o jugar a juegos online en los que hay explosiones, disparos, música y todo tipo de sonidos. El uso de auriculares puede suponer un peligro para su salud auditiva si no los utilizan correctamente. Esto significa que hay que vigilar el volumen y también el tiempo de uso. Un exceso de decibelios puede afectar a las células ciliadas del oído. Además, el efecto del sonido se acumula por lo que, los efectos del mismo se hacen evidentes a medio plazo.

Y por si todo este ruido fuera poco, muchos niños están expuestos al ruido en el colegio, donde pasan muchas horas al día. Si las aulas no están insonorizadas, en las clases se puede oír el ruido del tráfico, de industrias cercanas o de cualquier actividad que se produzca en la calle. Si a esto se suma el ruido que se produce en el interior del aula (arrastre de sillas, voces de los niños, gritos procedentes del patio…), la audición se puede ver comprometida.

Problemas del Ruido en los Niños

El ruido no sólo afecta a la audición de los niños. También puede tener consecuencias en su aprendizaje. Está demostrado que los niños que asisten a colegios en los que hay mucho ruido, no sólo aprenden a leer más tarde sino que presentan mayor agresividad, fatiga, agitación, y peleas frecuentes.

Es importante detectar el exceso de ruido en las aulas o en otras zonas escolares como los comedores. Para hacerlo, se ha creado una herramienta que pretende concienciar tanto a los profesores como a los propios alumnos, del exceso de decibelios. Se trata de un semáforo de ruido. Este semáforo capta el sonido ambiente y, en función de la cantidad de decibelios, se enciende una luz amarilla o roja.

La idea es que la señal lumínica señale el exceso de decibelios y los niños aprendan a bajar el volumen de sus conversaciones o del de las actividades que realizan, para proteger su salud en general y su salud auditiva, en particular.

Es preciso que, tanto los profesores como las familias, permanezcan atentos al comportamiento o el rendimiento de los pequeños para detectar lo antes posible cualquier problema de audición. El ruido del entorno puede provocar la aparición de problemas auditivos en los niños. Las revisiones auditivas son importantes para conocer el estado de la salud auditiva de los pequeños.