A pesar de que este verano, para evitar los posibles contagios por COVID-19,  no está del todo claro si se abrirán las piscinas comunitarias o las municipales ni cómo será el baño en las playas, ríos o lagos, lo que sí sabemos es que, de una manera u otra trataremos de paliar el calor del verano bajo el agua.

En este sentido, los medios de comunicación ya se han hecho eco de la gran demanda de piscinas hinchables y desmontables que se está registrando estos días.

Disfrutar del agua es uno de los placeres del verano para niños y mayores. Sin embargo, en  ocasiones, esta diversión puede convertirse en un problema para la salud auditiva, especialmente de los pequeños.

Otitis estival

El verano, debido al tiempo que los niños pasan en el agua, es la época del año en la que los casos de otitis se incrementan en las consultas médicas. De hecho, a este tipo de otitis se la denomina otitis estival.

La otitis es la inflamación del oído que se produce como consecuencia de una infección. Pero, ¿por qué se produce esa infección?

El problema es que los oídos permanecen en todo momento abiertos al exterior. No disponen de un mecanismo de cierre que los aísle y proteja ante situaciones adversas. Por este motivo, mientras los niños se bañan, juegan y se sumergen en el agua, ésta accede a los conductos auditivos.

En ocasiones el agua queda en el interior del oído y provoca molestias y dificultad para oír. Saltar sobre un pie, ladeando la cabeza, suele ser el remedio más efectivo para que el agua, y por tanto la molestia, desaparezcan.

En otras ocasiones no se produce esta molestia pero, en cualquier caso, tras el baño los oídos permanecen húmedos. La humedad, junto con las altas temperaturas del verano, son las condiciones perfectas para que el conducto auditivo externo se convierta en un lugar ideal para ser colonizado por gérmenes patógenos. Estos gérmenes producen la infección; la otitis.

Prevención y Tapones a medida

La otitis suele provocar dolor de oídos y fiebre. La infección remite con antibióticos tras unos días, pero obliga al niño a permanecer fuera del agua durante varios días. En verano hay niños que pueden sufrir varios episodios de otitis lo que, además de doloroso, puede provocar la aparición de vértigos, dolor de cabeza e incluso, la pérdida auditiva.

Para evitar las complicaciones derivadas de la otitis, lo mejor es prevenir. Los tapones a medida son la mejor opción para evitar que el agua pueda acceder al conducto auditivo. Al fabricarse a la medida del conducto auditivo, la comodidad del uso es total y el cierre es perfecto.

Además, al adaptarse al conducto auditivo de cada persona, se evita que el tapón pueda salirse mientras se está en el agua.

Los tapones a medida son discretos para llevarlos en cualquier lugar y están hechos con materiales antialergénicos para evitar cualquier riesgo de reacción.

¡Adelántate al verano y evita este año la otitis estival!