Los sistemas de protección en los vehículos han evolucionado mucho en los últimos años. De hecho, parece mentira que hace no demasiados años pudieran estar circulando por las carreteras coches sin airbags, sistemas de frenado tipo ABS (hace que las ruedas no se bloqueen al pisar el freno a fondo) o AEB (el coche frena de forma autónoma cuando detecta que hay un vehículo enfrente parado y el conductor no frena), cinturones de seguridad de tres puntos, dirección asistida… Sin embargo, salvo los más jóvenes, nos acordamos perfectamente de haberlos visto y ¡haber viajado en ellos!

Hoy en día los sistemas de seguridad siguen avanzando y los técnicos investigando nuevas maneras de hacer la conducción más segura.

Se dice que los coches tontos tienen una armadura contra los accidentes, los coches inteligentes los evitan y los astutos preparan para el golpe.

Mercedes-Benz está trabajando para lograr coches astutos. Y uno de los objetivos que se ha propuesto ha sido el de proteger los oídos de los conductores.

El ruido del airbag

Cuando se produce un choque, se genera un ruido ensordecedor. El ruido de la carrocería impactando contra otro objeto duro, es de gran intensidad y dura pocos segundos. El ruido del accidente puede llegar a los 145 dB, un nivel por encima del que se registra en el despegue de un avión de un portaaviones.

A este ruido se une el que genera el airbag al saltar e inflarse, algo que hace en cuestión de milésimas de segundo. El airbag protege al conductor del volante y a los acompañantes del daño que les causaría chocar contra el salpicadero o el cristal del parabrisas. Sin embargo los oídos se exponen a un sonido de unos 165 dB. Se estima que un 17% de personas expuestas al despliegue de un airbag sufren un cierto grado de pérdida de oído permanente.

En definitiva, la suma de ambos ruidos puede dañar los oídos.

Ruido rosa contra el daño auditivo

Mercedes-Benz está utilizando ruido rosa de unos 80 dB, un nivel no perjudicial similar al de un lavavajillas o al del paso de un tren de carga a una distancia de 15 metros.

La idea es lograr que el vehículo emita ruido rosa a este nivel justo antes de un accidente inminente con el fin de preparar al oído para el sonido potencialmente ensordecedor del choque. La explosión de ruido rosado causa la contracción del músculo del oído interno y prepara el tímpano para el posterior ruido mucho más fuerte del accidente y del despliegue del airbag.

Aplicar la tecnología del reflejo muscular es complejo porque la protección contra explosiones del ruido rosa es de breve duración, y una exposición mayor o prolongada puede resultar perjudicial.

Sin duda, seguirán trabajando en ello hasta que lo consigan.

 

 

Fuente: spectrum.ieee.org