Hablar de ruido es hacerlo de sonido no deseado. Hoy en día el ruido se encuentra entre los contaminantes más invasivos, que afecta tanto a la salud física como psicológica de las personas.

El ruido es algo de lo que, la mayoría de la población, trata de alejarse o lucha por eliminar. Sin embargo, hay otras personas que deben soportar cada día niveles altos de ruido debido a la labor que desempeñan en sus puestos de trabajo. Para ellos, el contacto con el ruido es continuo y la protección frente al mismo se torna fundamental.

En los lugares de trabajo, el ruido es un agente físico de riesgo para la salud del trabajador. De hecho, las lesiones padecidas por los trabajadores debido a su exposición al ruido, están tipificadas según sean los efectos auditivos (la hipoacusia o sordera profesional) o extraauditivos (lesiones que no se manifiestan en el sentido del oído).

Las investigaciones que se han realizado, han demostrado que el ruido, sobre todo cuando es impulsivo, provoca una modificación del ritmo cardiaco: lo acelera unos segundos y luego lo decelera lentamente.

No es raro encontrar en personas que trabajan con exposición a ruido, que además de sordera profesional, padecen hipertensión arterial.

Por otra parte, están comprobados los efectos perturbadores del sueño, sintiendo los trabajadores expuestos al ruido, una especial predisposición al insomnio.

El ruido afecta al rendimiento psicomotor en el trabajo. En este sentido, el tiempo de reacción ante cualquier estímulo aumenta bajo la acción de un ruido monótono (los trabajadores reaccionan de manera más lenta) y disminuye ante un ruido intenso o ‘estimulante’ (‘sobresalto’) sobre todo durante la primera hora de exposición.

Con todo ello, aparece la fatiga, el estrés, la disminución del rendimiento, y el aumento de la posibilidad de cometer errores. Por lo tanto, es una causa de accidentabilidad.

 

Protección frente al ruido en el trabajo

Trabajar en ambientes ruidosos sin protección auditiva eleva el riesgo de padecer pérdidas de audición irreversibles. Por ello es imprescindible utilizar un protector a medida.

Hay varios tipos de protectores auditivos:

– Tapones auditivos:

Son protectores que se ajustan en la parte externa del conducto auditivo y no necesitan para sujetarse ningún dispositivo de fijación externo. Pueden ser de goma, plástico u otros materiales. También existen tapones hechos con relleno orgánico impregnado de cera u otro aglutinante.

– Orejeras:

Están hechas de material ligero o plástico rellenas de material absorbente del sonido. Atenúan las altas frecuencias mejor que las bajas. Para frecuencias inferiores a 1.000 Hz generalmente son mejores los tapones.

– Cascos antirruido:

Son similares a las orejeras. Cubren parte de la cabeza y el pabellón externo del oído.

 

Audiocentro dispone de tapones con diferentes tipos de filtro que, por su versatilidad, son fundamentales para la protección del oído en ambientes industriales o profesionales.

Si en tu puesto de trabajo estás expuesto diariamente a altos niveles de ruido, no lo dudes y protégete antes de que sea tarde. Si tienes cualquier duda, trataremos de solucionarla en cualquiera de nuestros centros de salud auditiva.