Cuando aprieta el calor son muchas las personas que optan por cambiar su lugar de residencia habitual por lugares cerca de la costa, buscando temperaturas más suaves. Los baños en el mar y la brisa marina, ayudan a sobrellevar la subida del mercurio.

Sin embargo, las personas que usan audífonos deben tener un cuidado especial si van a la playa. El sol, el agua (especialmente la del mar que contiene sal) y por supuesto la arena, son la peor combinación posible para cualquier aparato electrónico.

Lo más recomendable, en estos casos, es dejar los audífonos en casa para evitar posibles complicaciones. Es la mejor opción para protegerlos.

Sin embargo, esto no siempre es posible. Por otro lado, renunciar voluntariamente a la charla con los amigos en la playa, puede no ser una opción para la persona que utiliza audífonos.

 

Protección en el oído y en el estuche

En este caso el usuario tiene que proteger su aparato mientras lo tenga en el oído, evitando las salpicaduras de agua o las ráfagas de viento que pueden hacer que levanten arena. Caminar por la orilla del mar, especialmente cuando hay mucha gente en la playa, no es aconsejable por estos motivos. Y, por supuesto, cuando vaya a bañarse, no se olvide de quitarse el audífono.

Un momento delicado es el de quitarse el audífono ya que, si no se coge bien, puede caerse en el suelo, en este caso la arena. Es lo peor que puede pasar. Por ello, quíteselo siempre sobre una toalla limpia mientras permanece sentado.

Para guardarlo, una vez se lo ha quitado, es una buena opción llevar en el bolso el estuche del audífono. Es el sitio adecuado y donde mejor protegido puede estar.

Si lleva una pequeña nevera a la playa, puede guardarlo dentro. De esta manera se evita que el calor pueda afectar el correcto funcionamiento del aparato.

Y ahora…¡a disfrutar de la playa!